Soy Sofía. Las mujeres de mi familia me enseñaron a usar una aguja y un hilo desde que era una niña. Años después regresó mi interés por aprender otras puntadas, por las posibilidades de creación que se abrían ante cada fibra. Vino acompañado de varias lecturas. Lecturas sobre el tiempo: sobre el tiempo de las plantas, de las piedras y de las estrellas. Fue así como la aguja empezó a marcar su propia órbita. Un compás de silencios y pausas. Un ritmo que exige presencia, espera y cuidado.
Selva y Glaciar nace de todo eso: de lo que me enseñaron otras mujeres, no solo con sus palabras, sino con sus manos, con su generosidad invisible. Cada bordado es una pieza única, intervenida a mano sobre productos hechos en Colombia, creada bajo esos otros relojes —más lentos, más hondos, más verdaderos.
Todas las piezas son Unisex. Bordadas a mano con hilo mouliné o con pedrería Miyuki y Checa, por mi, durante horas. Todo lo que creo tuvo su origen en otros objetos, lecturas, lugares, talleres, conversaciones y maestras. Las ideas, se convierte en dibujos. Luego, se transfieren a la tela y comienzan a tomar forma con madejas de hilos de colores o con mostacilla, canutillos y lentejuelas. Durante horas y horas mis manos pasan el hilo por la tela, una y otra vez, hasta que cada animal o planta termina de cobrar vida con los trazos de hilo.
Estas fotos muestran el proceso de creación y de bordado de un Martín pescador.